Los programas forales de inserción facilitaron 242 empleos en 2016

«Solo queremos trabajar», resume un grupo de personas que se forma en hostelería a través del plan Sendotu Aldiberean

Quieren trabajar pero el mercado laboral ya no tiene hueco para ellos. Y entonces empieza a girar la rueda de la exclusión y el riesgo de verse abocados a una situación de pobreza. Son inmigrantes, mujeres solas con hijos a su cargo, personas sin estudios ni experiencia laboral, colectivos vulnerables, en resumen, con serios obstáculos para encontrar un empleo. Los programas de inserción sociolaboral van dirigidos hacia ellos y en los últimos años, especialmente tras el zarpazo de la crisis que ha dejado una cifras de paro elevadas, se han hecho «imprescindibles» para dar el empujón necesario hacia un proyecto de vida en condiciones. 242 personas que participaron el año pasado en los programas financiados por el Departamento de Políticas Sociales de la Diputación encontraron esa ansiada salida laboral.

El empleo es el final que se persigue pero no el principio del camino que todos ellos andan, como ayer demostraron con el ejemplo de Sendotu Aldiberean, que recibió la visita de la diputada del área, Maite Peña. El programa, reforzado dentro de la estrategia foral para la inclusión Elkar-Ekin, va mucho más allá de la formación para aprender un empleo y abarca aspectos desde la situación familiar, la económica, la vivienda, la salud, la justicia y también asuntos administrativos como la regulación de papeles para personas extranjeras.

«Cuando vienen les preguntamos qué quieren, y todos nos responden que lo que quieren es un empleo. Pero una vez que les hacemos la entrevista personal se despliegan toda una serie de carencias y también oportunidades» que hay que abordar antes para llegar a esa meta final del empleo, explicó ayer Nando Consuegra, coordinador de Sendotu Aldiberean, un programa en el que intervienen distintas entidades sociales (Peñascal, Erroak y Zabaltzen en Gipuzkoa) con el apoyo de la Diputación y el aval del Fondo Social Europeo. «Entre todos trabajamos para conseguir una Gipuzkoa más solidaria e inclusiva», se comprometió Peña.

5,1% de guipuzcoanos se encuentra en situación de pobreza relativa, 1,5 puntos menos que hace cuatro años, según datos del Gobierno Vasco.

Sin estudios

Sendotu Aldiberean nació hace cuatro años para intentar tapar los huecos abiertos en un mercado laboral «imperfecto, que se rige por criterios de competitividad y rentabilidad y selecciona a los mejores», resumió Consuegra. Los que se quedan fuera suelen recibir el no por respuesta. Para revertir la situación, los programas de reinserción trabajan en una doble dirección. Por un lado, forman a personas que responden a esas características de máxima vulnerabilidad, y por otro, sensibilizan a empresas para que abran sus puertas.

El año pasado 364 personas completaron los cursos de formación para el empleo, que se desarrollan en talleres como los de Erroak Sartu en el Polígono 27 de Martutene, en Donostia. Consuegra explicó que las personas a las que va dirigido el programa no responden a un único perfil y rechazó estereotipos. «No hay que estigmatizar. Son gente muy adaptada pero que arrastran problemas que no son atendidos desde el mercado laboral y que necesitan las políticas sociales de inserción».

Casi la mitad de las personas que pasaron el año pasado por el programa no tenían estudios, un dato «demoledor desde el punto de vista de los requerimientos del mundo laboral», al que hay que sumar otro 30% de usuarios que había cursado enseñanza básica. Otro número elevado (135 personas) cobraba la RGI, un centenar tenía personas a su cargo y más de doscientos eran personas extranjeras. El 70% obtuvo la cualificación del curso y de ellos un 40% continuó ligado a programas de enseñanza. Y también se están logrando «frutos» en el empleo.El 6% logró un contrato de trabajo en el mercado ordinario al término del periodo formativo, y está pendiente de conocerse el dato de cuántos de ellos dieron el salto laboral pasados seis meses. El objetivo es doblar esas cifras y crear además nuevos puestos de trabajo en empresas de inserción. El año pasado lograron cuatro empleos de este tipo a los que se sumarán seis más este año. La formación y el itinerario personal que completan suele prolongarse durante uno o dos años, «dependiendo del punto de partida de cada persona», señala Consuegra.

El nicho de la hostelería

El sector de la hostelería se ha convertido en una esperanza de empleo para gente como Mari Mar Abad, de Hernani. Tiene 60 años y después de una temporada dedicada al cuidado de una persona enferma quiere trabajar, explica después de una clase. Lo ha intentado por su cuenta, «pero imposible. Hoy en día, y sobre todo después de la crisis, el mercado no inserta, te desinserta», dice con conocimiento de causa.

El resto de sus compañeros asiente con la cabeza. «Yo he dejado currículos por todos los lados y nada. Como mucho te dicen que ya te llamarán, y luego nada», lamenta Israel Sagredo, nacido en Haro y vecino de Donostia desde hace un año. Ha trabajado de escayolista, pintor, en una empresa de mudanzas… Y ahora quiere coger ese tren del empleo en la hostelería, para lo que se está formando como camarero de hotel. «Queremos trabajar», habla en boca de todos. Delvira Peralta, de Paraguay, también quiere pasar página y estrenar un nuevo capítulo laboral en su vida. Lleva ocho años en Gipuzkoa, la mayor parte dedicada al cuidado de personas mayores. «Siempre me ha gustado el sector de la hostelería», igual que a Sulma Fuentes, de Honduras, que ha trabajado como limpiadora y cuidando también a enfermos y personas mayores. Nayad Labrabich lleva 17 años en Gipuzkoa, adonde llegó de su Marruecos natal. En todo ese tiempo ha trabajado principalmente en residencias de ancianos y ahora tiene un empleo de unas pocas horas a la semana en la limpieza de una panadería que quiere ampliar. Ninguna se ha sentido rechazada por el hecho de ser inmigrante. «El problema es que no hay trabajo para todos».

LAS FRASES

Maite Peña. Diputada de Política Social
«Queremos que Gipuzkoa sea el territorio con menos desigualdad social»

Nando Consuegra. Coordinador del programa
«No hay que estigmatizar. Son gente muy adaptada que arrastra problemas»

Israel Sagredo. Se forma en hostelería
«Yo he dejado currículos y nada. Como mucho te dicen que ya te llamarán»

Noticia extraida del: Diario Vasco – ARANTXA ALDAZ | SAN SEBASTIÁN
http://www.diariovasco.com/gipuzkoa/201705/30/empujon-laboral-para-evitar-20170530002556-v.html



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